Para vivir en este mundo, a nadie (supongo) le cabe dudas que requerimos de los minerales, tanto para usarlos cotidianamente (metales como Cu, Fe, Li, Pb y no metales como compuestos de Ca y los fertilizantes y metaloides como el silicio) o para hacer crecer la economía. Chile ha sido favorecido con una presencia inmensa de recursos minerales metálicos y no metálicos y me cuesta pensar en otro horizonte productivo para una economía tan chica como la chilena.
El concepto de "minerales críticos" es utilizado en referencia a minerales de gran importancia estratégica y económica para la industria, para un país o para un continente. Hoy en el mundo están en riesgo de escasez de suministro, por variadas razones, ya sea políticas o técnicas, dada la senectud de muchos yacimientos y los complejos procesos que esto significa (profundidad, desarrollo minero, costos). Muchos de estos minerales están experimentando un rápido crecimiento de la demanda y son claves para el desarrollo de la economía mundial.
Las nuevas tecnologías utilizadas en satélites, observatorios astronómicos, industria nuclear (desde reactores hasta bombas), nuevas tecnologías de generación de energías, autos de bajas emisiones, computadores, catalizadores de vehículos y para la industria del petróleo, requieren una variedad de minerales específicos con propiedades químicas y físicas únicas, que no requerían la demanda que hay en día. En Chile hemos considerado la presencia de estos minerales que contienen elementos valiosos desde la década del 50 (IIG, CORFO, CCHEN).
Muchos elementos químicos que están contenidos en minerales críticos se utilizan en aplicaciones que incluyen la salud humana y animal, en productos farmacéuticos, en tecnologías para baterías de ion de litio, industria electrónica en general, industria química, siderúrgica y construcción, defensa y exploración espacial. Se supone que estos elementos contenidos en minerales críticos contribuirán a reducir las emisiones en un futuro cercano, al prescindir de combustibles fósiles.
La producción de muchos minerales de alta demanda se concentra en sólo unos pocos países, lo que crea un mayor riesgo de aumentos de precios e interrupciones en la oferta. La crisis de transporte a nivel global, también se ha confabulado par que esto se acentué.
Un número importante de metales considerados críticos (entre ellos, los de la serie de las tierras raras, el wolframio, el litio y el cobalto) experimentarán un fuerte crecimiento de la demanda en los próximos años, pero también los que estamos acostumbrados a usar en nuestra vida (Fe, Cu, Au, Ag, Mo), serán también muy necesarios para la construcción de piezas de alta tecnología que contendrán fracciones pequeñas de minerales críticos.
Chile es una potencia minera. Sin embargo, por su conformación geológica y por el desarrollo hidrotermal que han tenido los diferentes cuerpos mineralizados, los metales críticos de moderno uso, son muy escasos o constituyen solo curiosidades geológicas.
La Unión Económica Europea tiene una lista de minerales críticos. Para determinar el grado de importancia de las materias primas, se analizaron 78 minerales y grupos de minerales. De esos 78, se determinó que 30 materias primas son fundamentales porque los riesgos de escasez de suministro y los efectos que ejercen sobre la economía, son más importantes que los de la mayoría de las demás materias primas.
Los 30 productos que aparecen en la lista son:
• Antimonio ; Hafnio ; Fósforo ; Barita ; Tierras raras pesadas; Escandio ; Berilio ; Tierras raras livianas ; Silicio metálico ; Bismuto ; Indio ; Tantalio ; Borato ; Magnesio ; Wolframio ; Cobalto ; Grafito natural ; Vanadio ; Carbón de coque ; Caucho natural ; Bauxita ; Espato flúor ; Niobio ; Litio ; Galio; Metales del grupo del platino ; Titanio ; Germanio ; Fosforita y Estroncio. El suministro de muchas materias primas fundamentales, presenta un alto grado de concentración. El 98 % de las tierras raras que importa la UE proviene de China, el 98 % del borato procede de Turquía y Sudáfrica suministra el 71 % del platino que necesita la UE y un porcentaje aún mayor de iridio, rodio y rutenio, metales del grupo del platino. La UE adquiere todo el hafnio y el estroncio que requiere a empresas específicas de la Unión.
Chile debe seguir siendo un proveedor estable, confiable y ambientalmente sustentable para la producción de cobre, molibdeno, renio, litio, hierro, plata y oro. No tenemos, desde el punto de vista geológico, posibilidades con otros elementos estratégicos o críticos. No tenemos uranio y tierras raras de manera considerable, solo lo que constituyen pequeños hallazgos, sobre todo de tierras livianas ligadas a sistemas ferríferos. Los fosfatos son muy escasos (Mejillones, Bahía Inglesa) e incluso parte de ellos, protegidos por razones de patrimonio paleontológico.
Igual el desafío que tenemos, sobre todo por la imposibilidad de fundir todo el concentrado que producimos como país, es gigantesco. Muchos hablan de darle un valor agregado a los “pedazos de roca” que se envían al extranjero, pero veamos lo que acaba de suceder en Ventanas: la refinación conlleva una serie de externalidades negativas que es claro que las comunidades ya no quieren aceptar. Las empresas y el país tenemos que estar muy conscientes que será muy sensible el proceso de concentrados de Cu y la obtención de subproductos en Chuquicamata, Alto Norte, Potrerillos, Paipote, Chagres y Caletones, ya asumiendo que Ventanas se cerrará por temas relacionados a la contaminación de la zona de Puchuncaví, Concón, Quinteros y Ventanas. Hacernos ilusiones que la innovación nos permitirá recuperar especies minerales o concentrados metálicos desde relaves, es hoy una quimera. La única experiencia exitosa se ha dado en Planta de Magnetita de CAP, en donde prácticamente el 10 % del relave de Candelaria es recuperado como concentrado ultrafino de Fe. El tema de la empresa Valle Central, que procesa relaves de El Teniente, tiene el mérito de recuperar el Cu que se pierde por capacidades del proceso normal de la Faena El Teniente.
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