Egresé de la Escuela de Geología de la Universidad de Chile en diciembre del año 1964; como había trabajado como estudiante en práctica durante varias vacaciones de verano en la mina Los Bronces de la Disputada de Las Condes (que en ese momento pertenecía a Peñarroya, una compañía minera francesa), al poco tiempo de egresado y ya empleado de la minera, en julio de 1965 fui becado para estudiar en Francia, lo que fue el comienzo de una larga trayectoria en la exploración y estudio de los sistemas del tipo pórfido y epitermales.
El amor a la naturaleza, a las cosas simples que ésta nos enseña, el haber comenzado a escalar montañas cuando era alumno del Liceo de Aplicación en Santiago en el segundo ciclo (4°, 5°, 6° año y luego bachillerato, diciembre 1958), decidí unir esa pasión por las montañas con la carrera de Geología.
Mi primeros pasos en la geología de exploraciones comenzó con mi tesis de grado sobre la Mina Los Bronces, la que permitió establecer el verdadero tamaño del yacimiento, originalmente restringido a la brecha Donoso, incorporando lo que originalmente era la brecha Infiernillo, interpretada como un aglomerado volcánico, como un cuerpo de brecha magmática hidrotermal que permitió aumentar el tamaño de la mina a lo que es hoy en día.
El hecho de ser un estudiante recién egresado y apasionado por la escalada, me ayudó a acceder a lugares inaccesibles para muchos. El conocer la montaña, caminar en ella, me permitió entonces y hasta el día de hoy, llegar a lugares muchas veces clasificados como inaccesibles. Esa herramienta natural me ha permitido entender o tratar de entender el lenguaje natural y simple de las rocas y dedicar mis casi 57 años de experiencia, en desarrollar modelos geológicos conceptuales sobre sistemas tipo pórfidos no solo en Chile si también internacionalmente, muchos de los cuales están convertidos hoy en minas en el presente y otros actualmente en estado de descubrimiento y desarrollo.
Y, ¿qué es un modelo geológico?, éste busca la relación existente entre los commodities (Cu, Au, Mo, Ag, Pb, Zn, etc.) y la geología, por lo que es muy distinto decir “vamos a buscar oro” a “vamos a buscar un epitermal o un pórfido que tenga oro”. Lo anterior nos lleva a seleccionar un ambiente geológico que sea favorable para maximizar nuestras oportunidades de éxito; también nos lleva a correlacionar el ambiente geológico en el que estamos y los controles de la mineralización que allí existen, con depósitos que hayamos conocido o que hayan sido descritos en la bibliografía.
Los modelos también nos ayudan a establecer un programa efectivo de exploración con técnicas apropiadas para ese proyecto y ese modelo, y el modelo, en consecuencia, se construye interpretando lo que naturaleza nos muestra: una suma de parámetros geológicos de observación natural, que es la herramienta que enseño en mis publicaciones y conferencias nacionales e internacionales y que comparto con mis alumnos para interpretar en el campo, caminando, con lupa y martillo, lo que nos dicen las rocas, como lo hacían nuestros maestros. Ese modelo o hipótesis de trabajo se construye en equipo, enseñanza que traspaso a mis alumnos.
Recibir este premio me ha llenado de una felicidad infinita, no solo a mi persona sino que también a mi entorno familiar y amigos.
Lo he tomado con humildad, y muy agradecido de quienes me rodean, pues el trabajo de un geólogo de exploraciones lo lleva a lugares que muchas veces no ha pisado nadie y no lo puede hacer solo. Desde el punto de vista familiar, el apoyo y soporte afectivo es invaluable, por la larga ausencia del hogar y todo lo que él representa.
La Naturaleza habla, hay que aprender a escucharla.
Atentamente,
Mario Alfaro C.